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Editorial - 1093

 


La ignorancia y la pobreza son hereditarias

Los seres humanos aprendemos por analogía; es decir, solo podemos aprender lo que se relaciona con lo que sabemos; por esta razón todo aprendizaje nuevo resulta difícil y lento, debido a que en nuestro cerebro no existe información de referencia sobre el asunto.

 

Los niños recién nacidos tienen un comportamiento instintivo, como el de cualquier animal, y, de no mediar un proceso educativo, tendrían un comportamiento instintivo durante toda su vida, pero, gracias a la educación reciben estímulos que activan sus capacidades cognitivas, afectivas, sociales, morales, etc. y se generan estructuras neuronales en las que quedan grabadas las nuevas experiencias. Estas experiencias les sirven de base para percibir e interpretar las cosas, enriquecerse con nuevas experiencias, reaccionar de forma más inteligente y evolucionar como personas..

 

Los niños que nacen en un ambiente rico en estímulos cognitivos, afectivos, sociales, morales y espirituales, crecen inteligentes, seguros y felices; se adaptan fácilmente, aprenden y son exitosos; mientras que, los niños que nacen en un ambiente de ignorancia y de pobreza, reciben estímulos muy pobres, por lo que su desarrollo cerebral, a nivel cognitivo, emocional, social, etc. es muy limitado. Estos niños son genios, como lo son todos los niños, desde el punto de vista genético, como resultado de cuatro millones de años de evolución, pero no están activados, ni programados, ni motivados, por lo que, su inteligencia funcional es muy limitada. En estas condiciones, lo único que piensan es en sobrevivir.

 

Con los años, los niños crecen y se hacen hombres, pero su mentalidad sigue siendo de supervivencia. Esta es la realidad de gran parte de la sociedad, y, ésta es la razón por la cual, la mayoría de las personas son ignorantes y pobres y carec en de interés por superarse.

En este sentido, la ignorancia y la pobreza son hereditarias. Lo cual significa que, por regla general, de padres ignorantes, hijos ignorantes, y, de padres pobres, hijos pobres.

Podemos afirmar que, son los padres quienes programan a sus hijos para el éxito o para el fracaso. Sin embargo, existe el libre albedrío que juega un papel decisivo en la vida de las personas.

 

Vistas las cosas de este modo, de poco sirven las leyes sociales de tipo político o económico, si no van acompañadas de leyes eficaces de educación y de estímulos a la superación. Sólo los hijos de la libertad pueden ser los promotores del desarrollo y de la evolución. Solo las personas capaces y éticas pueden generar cambios sociales.

 

Las personas capaces y honestas han tenido el privilegio de nacer en una buena familia que les ha programado para el éxito, claro que, el mérito también es propio, por el buen uso que han hecho de su libre albedrío, sin el cual, las programaciones familiares no habrían fructificado.

Entre estas personas privilegiadas te encuentras tú, que tienes la capacidad y el interés por leer este tema, lo cual indica que tienes un buen nivel de desarrollo personal, de lo contrario no te habrías interesado en leerlo.

Es importante que tomes conciencia de esta realidad para que te sientas orgulloso de ti mismo y para que sigas evolucionando, pues, así como el peor de todos los males es la ignorancia, el mayor de los bienes es el conocimiento y la superación personal.

Como se trata de aspectos internos no nos damos cuenta de la importancia que tienen, pero son estos aspectos los que dan sentido y plenitud a nuestra vida.

 

Muchas personas buscan la riqueza y el poder, lo cual es bueno en la debida proporción, pero se trata de cosas efímeras que están más allá de nuestro control; por esta razón, no llenes tu vida de cosas, ni tu mente de necesidades, porque serás esclavo de las cosas y tendrás dificultad para valorarte como persona. Llénate de esas riquezas que forman parte de ti, que nadie puede robarte y que puedes llevar contigo a donde quiera que vayas.

 

La vida es competencia. Compiten las plantas, compiten los animales y compiten los hombres, y, en la competencia se imponen los más capaces; es decir, los más inteligentes, los más emprendedores, los más productivos, los más sagaces, los más responsables. Ahora ya conoces el camino a seguir.

 

Las crisis que afligen a la sociedad son infinitas. Gracias a Dios, ni a ti, ni a mí nos afectan en gran medida. En cierto modo somos simples espectadores de las crisis. El problema lo sufren de verdad quienes están inmersos en la ignorancia, en la pobreza, en la violencia, en el desarraigo, y en la frustración.

Debido a que existe un grave peligro de explosión mundial que amenaza con liquidar el orden establecido y generar anarquía y caos, las instituciones políticas, económicas, sociales y religiosas tratan de paliar las crisis, pero, como no atacan la raíz de los problemas, siempre estaremos en crisis.

 

Al hablar de ignorancia y de pobreza, no nos referimos únicamente a la ignorancia de conocimientos y a la pobreza física, nos referimos sobre todo, a la ignorancia de valores y a la pobreza espiritual. Las grandes crisis no las generan las personas pobres, pues ellas influyen poco en la dinámica de la sociedad. Las generan las personas carentes de valores, las cuales abundan en todos los niveles de la sociedad.

 

La raíz de las crisis es la corrupción, es decir, la descomposición moral. La corrupción no se resuelve con leyes, ni con cárceles, sino enseñando valores, pues, nadie puede controlar la conducta de las personas si cada persona no se controla a sí misma.

 

Conclusión:

Las personas y los países pobres no levantarán cabeza, a no ser que los países desarrollados se impliquen en su desarrollo, lo cual no va a ocurrir, porque, cada país está luchando sus propias batallas y tiene sus propios intereses; por lo cual, los pobres deben ser conscientes de que, cada quién es responsable de su destino; por tanto, no pueden esperar que los demás les resuelvan la vida. Necesitan encontrar las respuestas dentro de sí, olvidarse de las promesas de políticos populistas, y pensar en el valor del trabajo y del esfuerzo de cada día.

Hoy se habla mucho de derechos humanos, progreso, justicia, democracia, libertad. ¡Cuánta basura hablamos y qué poco hacemos!

 

Tampoco se trata de dar un pez a las personas y a los pueblos, pues, es pan para hoy y hambre para el futuro. Se trata de enseñarles a pescar para que sean libres, para que no dependan de nadie, para que sean protagonistas de su propia vida.

 

Si quieres ayudar a erradicar la ignorancia y la pobreza de las personas y de los pueblos, enséñales a pensar.

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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